MI NOMBRE ES CHARITO…

Nací en el distrito de Pachiza. Desde los once años visitaba a mis abuelos en el Alto Huayabamba. En la comuna de Dos de Mayo se cultivaba maíz, banana, yuca y también se criaban animales en la granja. En aquel entonces se vivía muy en contacto con la naturaleza. A los 25 años me casé con Oswaldo y desde entonces vivo en Santa Rosa. Tengo tres hijos.

Un día apareció el tráfico de drogas y el terrorismo. Todos empezaron a cultivar coca para los traficantes. Estábamos ganando dinero, por supuesto, pero a costa del miedo. Todo eso no duró mucho: la década de los noventa marcó el fin del narcotráfico y aunque obviamente parecía algo bueno, todo el valle cayó en la pobreza extrema. Fueron años duros: el maíz se vendía a 100 soles la tonelada (28 €) y la banana a 1,50 el racimo (0,50 cts).

A finales de los 90 nacen los proyectos de desarrollo alternativo con el paso de la coca al cacao. Es el comienzo de una nueva vida para mi familia. En ese momento practicábamos lo que llamamos el choba choba (economía de cambio, economía colaborativa) porque no teníamos dinero para pagar los salarios. Nuestra jornada laboral comenzaba a las 6 de la mañana y nunca terminaba antes de las 6 de la tarde, en todas las condiciones climáticas y, a menudo, con hambre. Sufrimos mucho antes de ver finalmente el nacimiento de nuestros primeros frutos de cacao. A partir de ese momento nuestra calidad de vida empezó a mejorar poco a poco y pude educar a mis hijos.

Gracias al cacao he hecho muchos amigos nacionales e internacionales. Todo el apoyo que hemos recibido durante los últimos 15 años me hace feliz. También fundamos FUNDAVI, una organización cuyo objetivo es conservar nuestros bosques.

Un día, entre todos estos nuevos amigos, Eric y Christoph irrumpieron en nuestras vidas. tras varios viajes a Huayabamba se convirtieron en nuestros hermanos y fundamos el proyecto Choba Choba. Ellos confían en nosotros y nosotros confiamos en ellos. Para nosotros, éste es el mejor proyecto colectivo y una segunda verdadera revolución. Choba Choba abre el camino al cambio y pone en valor nuestro saber hacer. Estoy convencida de que llegaremos muy lejos. Se tiene en cuenta nuestra opinión y somos los dueños de la marca de chocolate.

Soy Charito y ¡Choba Choba me hace tan feliz!

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